Mareas cambiantes

El frágil medioambiente de las Galápagos soporta la carga de la contaminación mundial, pero estos científicos y activistas están intentando inspirar a los futuros conservacionistas.

Mareas cambiantes

El frágil medioambiente de las Galápagos soporta la carga de la contaminación mundial, pero estos científicos y activistas están intentando inspirar a los futuros conservacionistas.

REPORTEROS

Camila Moreno
Elizabeth Sills

FOTO

Angelina Katsanis

VIDEO

Claire Revere
Elise Mahon

INTERACTIVO

Maggie Wong

Brisa Muñoz, niña de 5 años de edad, se acuclilla en la arena y coge con los dedos un pequeño trozo de material azul. “Esto es microplástico”, explica con una autoridad que contrasta con su edad. La ensenada está llena de colillas de cigarrillos, envoltorios de plástico de dulces, y botellas de cerveza rotas. Muñoz recoge los escombros y los pone en una mugrienta bolsa de plástico que encontró debajo de una pila de palos.

A unos metros de distancia, sus padres prueban un nuevo dron. Su madre, Daniela Alarcón, de 35 años de edad, observa la pantalla mientras su padre, Juan Pablo Muñoz, de 42 años de edad, controla el joystick. Están haciendo un vuelo de prueba para prepararse para un viaje de investigación que Alarcón va a hacer más tarde esa semana en preparación para su tesis doctoral sobre la demografía de las ballenas azules que rodean a las Galápagos.

Alarcón y Muñoz se conocieron en la investigación. Los dos estudiaron en la Universidad San Francisco en Quito, ambos se apasionan por la vida marina y están muy entusiasmados con la posibilidad de contribuir a su ciencia.

Por eso es que Alarcón decidió estudiar a los cetáceos galapaguenses, específicamente ballenas azules y orcas. La joven investigadora se sintió atraída por estos animales debido a su historia: las ballenas están actualmente en peligro de extinción a nivel mundial, pero estuvieron al borde de la extinción hace 50 años por captura accidental.

“Las ballenas son el ejemplo perfecto de lo que sucede cuando todos nos unimos y tratamos de proteger una especie,” declara Alarcón.

REPORTEROS      Camila Moreno-Lizarazo | Elizabeth Sills

FOTO      Angelina Katsanis

VIDEO      Elise Mahon | Claire Revere

INTERACTIVO      Maggie Wong

Brisa Muñoz, niña de 5 años de edad, se acuclilla en la arena y coge con los dedos un pequeño trozo de material azul. “Esto es microplástico”, explica con una autoridad que contrasta con su edad. La ensenada está llena de colillas de cigarrillos, envoltorios de plástico de dulces, y botellas de cerveza rotas. Muñoz recoge los escombros y los pone en una mugrienta bolsa de plástico que encontró debajo de una pila de palos.

A unos metros de distancia, sus padres prueban un nuevo dron. Su madre, Daniela Alarcón, de 35 años de edad, observa la pantalla mientras su padre, Juan Pablo Muñoz, de 42 años de edad, controla el joystick. Están haciendo un vuelo de prueba para prepararse para un viaje de investigación que Alarcón va a hacer más tarde esa semana en preparación para su tesis doctoral sobre la demografía de las ballenas azules que rodean a las Galápagos.

Alarcón y Muñoz se conocieron en la investigación. Los dos estudiaron en la Universidad San Francisco en Quito, ambos se apasionan por la vida marina y están muy entusiasmados con la posibilidad de contribuir a su ciencia.

Por eso es que Alarcón decidió estudiar a los cetáceos galapaguenses, específicamente ballenas azules y orcas. La joven investigadora se sintió atraída por estos animales debido a su historia: las ballenas están actualmente en peligro de extinción a nivel mundial, pero estuvieron al borde de la extinción hace 50 años por captura accidental.

“Las ballenas son el ejemplo perfecto de lo que sucede cuando todos nos unimos y tratamos de proteger una especie,” declara Alarcón.

Alarcón y Muñoz son biólogos marinos que trabajan para el Centro de Ciencias de las Galápagos de la isla de San Cristóbal investigando animales de la Reserva Marina de las Galápagos. Alarcón comenzará su doctorado en julio, mientras que Muñoz está en las etapas finales de su tesis. Ambos han sido testigos del efecto de la contaminación plástica en las especies que estudian y en la propia isla.

“Pasé por los lugares más aislados de las Galápagos, los lugares más remotos. Sin turismo, sin pesca. Probablemente ni siquiera Charles Darwin pasó por ahí”, afirma Muñoz. “Y estaban llenos de basura”.

Muñoz está escribiendo su tesis de doctorado sobre los efectos de la contaminación plástica en animales vertebrados, específicamente en tortugas marinas, peces salema de rayas negras e iguanas marinas, que es una especie endémica de las Galápagos. Muñoz determina la cantidad de plástico que hay en los animales a través del análisis fecal, pero también determina la concentración de plástico que hay en el agua y en las costas donde habitan dichos animales.

“Reciclar es la versión adulta de taparse los oídos con los dedos y decir “lalalalalala” en términos de contaminación plástica.”

Juan Pablo Muñoz

El plástico termina en las algas que comen las iguanas. Lo bueno es que, que Muñoz sepa, el plástico no afecta la salud de las iguanas. Lo malo es que haya plástico en las plantas y los animales.

A close up shot of a marine iguana's face.
A female researcher smiles at her colleagues as she holds a marine iguana.
A researcher's gloved hand holding the back foot of a marine iguana who is being held on its back by the other researcher.

The team of N.C. State veterinarian students, led by Dr. Greg Lewbart, work at La Loberia beach on March 14, 2022 to add to Alarcón and Muñoz’ marine iguana health database. This process included catching the iguanas, drawing blood and skin samples and using new ultrasound technology designed specifically for this project.

“Pero la gran pregunta del momento en términos de ciencia es ¿cuánto es demasiado?” agrega Muñoz. “¿Cuánto se necesita en el organismo para causar un problema de salud?”

Cada año se echan alrededor de 14 millones de toneladas de plástico al océano. Esta es solo una de las formas en que la contaminación plástica ha inundado las Galápagos, pero especialmente las cuatro islas habitadas.

Las islas tienen en total alrededor de 30,000 residentes permanentes que dependen de los vertederos del interior para eliminar los desechos. Las islas cuentan con uno de los programas de reciclaje más eficientes de Ecuador, incluido uno de los primeros sistemas avanzados de separación: los contenedores azules son para el reciclaje, los verdes para los desechos orgánicos y los negros para el resto de la basura. El sistema se introdujo en San Cristóbal en 2007. Hay un sistema de devolución de botellas de vidrio en la isla, y otros materiales reciclables se exportan a Ecuador continental para su procesamiento. Muñoz explica que, si bien estas iniciativas han sido relativamente exitosas, esta no es una solución a largo plazo en todo el mundo.

 “Recuerdo que leí en alguna parte que, en términos de contaminación plástica, reciclar es la versión adulta de taparse los oídos con los dedos y decir ‘lalalalalala’”.

Los materiales como el vidrio y el aluminio son 100% reciclables, lo que significa que se pueden reprocesar una y otra vez. El plástico es mucho más difícil de reutilizar. Hay muchos tipos de plástico que no se pueden reciclar en absoluto, e incluso los que se pueden reciclar requieren un proceso largo y costoso. A fin de cuentas, gran parte del plástico termina en los vertederos o flotando en el océano, donde se descompone en pedazos cada vez más pequeños hasta convertirse en partículas diminutas en el agua.

Si bien el Consejo de Gobierno de las Galápagos inició una serie de prohibiciones de plástico de un solo uso en 2018, las islas siguen inundadas de desechos plásticos. Gran parte de esta contaminación es el resultado del turismo terrestre. La contaminación de las islas aumentó un 66 por ciento entre 2010 y 2019, año en el que alrededor de 271,000 turistas visitaron el archipiélago. El doce por ciento de esta contaminación es plásticos.

Gran parte de la basura que termina en las costas galapaguenses proviene del exterior, arrastrada por las corrientes de Humboldt y Panamá. Muñoz dice que en estas playas ha encontrado basura originada en Ecuador continental, Perú, e incluso Bolivia, país sin salida al mar.

“No se puede poner una barrera alrededor las Galápagos,” explica Muñoz. “Ese cepillo de dientes que usaste cuando tenías 5 años, tu primer cepillo de dientes, ese es de plástico y probablemente está aquí en las Galápagos, y va a estar aquí en las Galápagos para siempre.”

photo story placeholder 1
Daniela maneuvers around rows of plastic bottles laid out on the floor carrying a bag with more plastics at her side.

Dejando un legado

La vida marina de las Islas Galápagos se ve continuamente amenazada por la pesca, la caza, las especies invasoras y la contaminación con plásticos y microplásticos.

Comienza relato fotográfico

Pedaleo Con Propósito

Otto, niño de siete años, se entretenía tamizando arena en Playa Mann. En la mano izquierda tenía tapas y envoltorios de botellas de plástico, con la derecha tocó lo que originalmente pensó que era un vidrio marino rosado. Cuando tomo el objeto, se dio cuenta de que era demasiado grande y liviano para ser vidrio marino.

“Creo que es plástico derretido”, dijo Otto.

El niño alcanzó la pequeña bolsa reutilizable que le había dado su maestro Santiago Insuasti y echó el plástico derretido a la bolsa junto con el resto de la basura que había recolectado.

Una vez al mes, Insuasti organiza una limpieza para sus alumnos en sus cursos de ciclismo. El grupo de 12 niños, de 5 a 12 años de edad, van en bicicleta a la plaza del pueblo desde sus vecindarios de la capital de la isla.

El club ya ha establecido una rutina para estas limpiezas. Apenas llegan a la plaza, los ciclistas alinean sus bicicletas frente a Insuasti y plantan un pie en el suelo. Antes de recibir sus bolsas y tareas para la limpieza, tienen que recitar la importancia de limpiar.

“¡Para ayudar al ecosistema!”

“¡Para limpiar nuestra casa!”

“¡Para que los leones marinos no se extingan!”

Insuasti los obliga a hacer este ejercicio no solo los días de limpieza, sino también cinco días a la semana durante cada práctica de ciclismo. A su juicio, esto es crucial para sus mentes jóvenes porque no entenderán la importancia de esto si solo se les recuerda una vez al año. Cuando algún estudiante parece no entender, Insuasti se lo recuerda. Para el maestro, se trata de respetar la isla y devolverle la mano a la madre naturaleza.

A man, Santiago Insuasti
A little boy, Justin, wearing a red bike helmet squats on the beach with a handful of plastics in one hand and a reusable trash bag in the other.
Three children ride on their bikes in the plaza right behind a large puddle that

Top left: Coach Santiago Insuasti delivers to the group of biking kids before they begin the day’s clean-up on March 16, 2022. Top right: The youngest of the group, 6-year-old Justin, squats to collect a small pile of plastic. Bottom: The kids race around puddles at the central plaza while they wait for Insuasti’s next instructions.

Los estudiantes se dividen en grupos. Los menores toman bolsas pequeñas y su tarea es centrarse en los microplásticos. Los mayores toman bolsas de la mitad de su tamaño y alardean sobre cómo van a llenarlas con los desechos más grandes de Playa Mann.

Insuasti también trabaja con el Parque Nacional de las Galápagos en la organización de limpiezas para los residentes de la isla. En las cuadrillas de limpieza hay hasta personas que tienen certificación de buceo para limpiar bajo el agua. Sin embargo, según Insuasti, estas limpiezas en toda la isla ocurren con menos frecuencia de lo que a su juicio sería necesario, y muchos de los lugareños que prometen ayudar no se presentan.

“Si el gobierno no hace nada, los ciudadanos tenemos que hacerlo,” declara Insuasti. “O vamos a perder la belleza que tenemos aquí.”

Invasores Marinos

  • Selección y semilleros

    Los agricultores escogen el tipo de semilla certificada de café que quieren cultivar y plantan las semillas en semilleros. Los semilleros tienen tierra tratada con fertilizante y mantenida a la sombra controlada artificialmente.

    animated graphic of coffee bean growing out of pot
  • animated graphic of coffee cherries falling in a basket

    Selección y clasificación

    La madurez de las cerezas de café se determina mediante un refractómetro, que mide la cantidad de azúcar y materia seca de la fruta. Después de esto, las cerezas de café maduras se recogen a mano y se clasifican por calidad.

  • animated graphic of sun shining on coffee beans in a pan

    Secado y pelado

    Los niveles de humedad se controlan con un medidor de humedad a medida que los granos se secan. Una vez que la humedad se encuentra entre el 10 y el 12 por ciento, se les debe quitar a los granos una película similar a un pergamino.

  • Poda

    La altura de los cafetos debe controlarse durante y después de su crecimiento. Para asegurar un buen rendimiento de la fruta, los cafetos se podan, recortan y zocan.

    animated graphic of shears cutting a leaf from coffee plant
  • lionfish graphic

    How does it hurt the environment?

    El pez león venenoso, fue introducido a Galápagos después de la expansión del Canal de Panamá. El canal los ayudó a migrar a la costa del Pacífico y terminar en las aguas de las Islas. El pez león, amenaza en gran medida a las especies nativas al competir con ellas por recursos limitados.

    Who is helping and how?

    Varios investigadores se encuentran trabajando con conservacionistas de Galápagos para proteger las aguas de más invasiones. Estos investigadores, descubrieron al pez león como una especie invasora junto con otras 48 especies, en 2012. Actualmente, el recuento total de especies invasoras asciende a 53.

  • Lavado

    Los granos se separan de las cerezas, se fermentan, y luego se dejan secar. El lavado de café es el proceso que se implementa a menudo en San Cristóbal para adaptarse al clima húmedo.

    animated graphic of water flowing over coffee cherries in a bin
  • animated graphic of a scoop emptying coffee beans in a paper bag

    Envasado y venta

    Una vez terminado el tueste, los granos se envasan. Algunos se muelen y otros se dejan enteros. Después del envasado, los vendedores de café de San Cristóbal pueden vender su producto en una tienda o a domicilio. Algunos productores tienen cafeterías en las cuales venden su café. Los productores de café también pueden exportar sus productos a grandes empresas como Starbucks.

  • animated graphic of hand lowering a coffee plant in the dirt

    Cultivo

    Las plántulas se trasplantan a huecos individuales en el suelo después de que los tallos comienzan a madurar. Los cafetos deben cultivarse durante cuatro años antes de que produzcan frutos y se deben cumplir los requisitos de suelo y sombra.

  • El café de San Cristóbal

    El café de San Cristóbal, y de Galápagos en general, es un producto exclusivo que no se encuentra en ninguna otra parte del mundo. La altitud, la humedad y la riqueza del suelo volcánico contribuyen a su sabor especial. A continuación se presenta una de las maneras de producir una taza de café de San Cristóbal.

    animated graphic of coffee bean growing out of pot
    animated graphic of shears cutting a leaf from coffee plant
    animated graphic of coffee cherries falling in a basket
    animated graphic of sun shining on coffee beans in a pan
    animated graphic of coffee beans rotating in a coffee roaster
    animated graphic of a scoop emptying coffee beans in a paper bag

    Growing Coffee in the Galápagos

    Coffee from San Cristóbal, and the Galápagos generally, is a unique product found nowhere else. The altitude, rich volcanic soil and humidity all contribute to the special flavor. Take a look at one way of producing a cup of coffee from San Cristóbal.

  • Clasificación y tostado

    Los granos se clasifican por tamaño y calidad. Los del mismo tamaño deben tostarse juntos para garantizar la consistencia. Los agricultores pueden tostar en tostadora artesanal o comercial. Las tostadoras comerciales son mejores para producir café de especialidad.

    animated graphic of coffee beans rotating in a coffee roaster

Insuasti piensa que hay una correlación directa entre enseñar a los niños a andar en bicicleta a nivel competitivo y enseñarles a adoptar una perspectiva ecológica. Para Insuasti, que tiene 47 años de edad, andar en bicicleta comenzó como forma de transporte para reducir su huella de carbono. El instructor explica que comenzó a amar el ciclismo como deporte cuando se dio cuenta de que era el único deporte que le impedía beber. Según Insuasti, todos los otros deportes que probó para mantener su salud le permitían rendir al día siguiente aunque bebiera en exceso la noche anterior. El ciclismo competitivo fue el primer deporte que lo obligó a reevaluar sus hábitos.

Ahora, junto con el medioambientalismo, andar en bicicleta es una pasión que quiere compartir con la próxima generación.

Insuasti desea mostrarles a sus alumnos que sus actos afectan directamente a la isla. En su opinión, los integrantes de las generaciones mayores no entienden este concepto y, cuando ven la basura en las playas, muchos de ellos culpan a los turistas en lugar de ver sus propios actos.

“Se necesita tiempo para cambiar el comportamiento,” explica Insuasti. “Algunas personas no creen que esto pueda pasar en las Galápagos porque dicen que es el mejor lugar del planeta.”

Mentalidades Turbias

Habiendo visto el desarrollo de San Cristóbal desde que era niño, Jaison Castañeda conoce íntimamente no solo la singularidad de la isla sino también los problemas que pueden arruinarla.

“No somos inmunes en el mundo, pero cuando se habla de las Galápagos y la conservación, es algo global,” afirma Castañeda.

En colaboración con otras agencias gubernamentales de las Galápagos, Castañeda, guardaparques de 30 años de edad del Parque Nacional de las Galápagos, investiga principalmente las embarcaciones que entran a la Reserva Marina de las Galápagos, y también ayuda a organizar limpiezas costeras en el parque.

Aunque la familia de Castañeda ha vivido en San Cristóbal durante cuatro generaciones, no fue sino hasta que tenía veintitantos años, cuando trabajaba en la industria del turismo, que se interesó en la belleza de la isla y se motivó para obtener una licenciatura en administración medioambiental.

Shore of San Cristobal Shore of San Cristobal in 2022

 Casteñeda witnessed tourism change the landscape of his home over the years. Here is the shoreline of Puerto Baquerizo Moreno in the 1960s compared to the 2020s. The photo from 1960 was taken by R. Lévêque.

Mientras estudiaba en la Universidad de San Francisco en Quito, Castañeda comenzó a trabajar con Muñoz y Alarcón como administrador de campo de su investigación sobre tortugas marinas. El equipo de Muñoz necesitaba a alguien que pudiera enseñarles los entresijos de la isla, ayudarlos a capturar animales salvajes y ser un manitas en general.

Castañeda declara que a muchos de los lugareños, y a él tampoco, nunca se les enseñó a apasionarse por la conservación cuando eran jóvenes. Castañeda piensa que, en gran parte, esto se debe a la falta de educación sobre su propio medioambiente a pesar de verlo todos los días.

“Yo no sabía nada sobre el océano. Iba a la playa, nadaba, surfeaba, pero no supe nada hasta que me gradué,” afirma Castañeda.

Jaison, wearing a green bucket hat, blue t-shirt, and backpack gazes at a tourist with his green eyes.

 Jaison Castañeda, though most islanders affectionately refer to him as «Gato» because of his piercing eyes.

Inicialmente, a Castañeda solo le importaba la investigación debido a su proximidad al trabajo con flora y fauna. Sin embargo, pasar días con Muñoz hablando de su investigación sobre la contaminación plástica le permitió darse cuenta de lo ignorante que había sido toda su vida sobre el tema.

Hay temas de los cuales las generaciones anteriores no fueron conscientes al criarnos, explica Castañeda. Fue al trabajar con Muñoz que comenzó a aprender cómo esos pedazos de plástico aparentemente sin importancia que veía en todas partes causaban problemas de salud mucho mayores para la isla y sus habitantes.

Las Galápagos son sinónimo a nivel mundial de conceptos como naturaleza, flora, fauna y conservación, lo que lleva a las personas a concentrarse en la isla sin considerar el panorama mundial más amplio

No somos inmunes en el mundo, pero cuando se habla de las Galápagos y la conservación, es algo global.”

Jaison Castañeda

Pero, según Castañeda, los problemas de las Galápagos no son singulares y se ven afectados por fenómenos mundiales.

En todas sus limpiezas, Castañeda encuentra basura de todo el mundo que ha llegado a la isla. Al ver la basura internacional, Castañeda se da cuenta de que el problema que ve en la isla no es una anomalía. Sin embargo, en lugar de desanimarlo en cuanto a creer que el cambio es posible, esto aumenta su inflexibilidad sobre la importancia de cambiar la mentalidad de las personas.

Rows of plastic bottles laid on the ground of varying shapes, sizes, and colors.
Rows of plastic bottles laid on the ground of varying shapes, sizes, and colors.

Plastic bottles are laid out in the Galápagos Science Center lab in preparation for data analysis. All of the plastics from this day came from a small, 30-minute clean-up session in a 50-yard span of the remote beach Puerto Tablas. As seen on the labels, many of the bottles weren’t from local littering, but instead washed ashore from other countries and continents.

La percepción que los turistas tienen de las Galápagos ha llevado a Castañeda a darse cuenta de que si les pide que participen en las limpiezas, seguramente dirán que sí y lo harán. A Castañeda le gustaría poder decir lo mismo de las personas con las que creció.

Cuando organiza limpiezas de playas en la isla, el parque nacional anuncia la fecha y los lugares en sus redes sociales. Los sitios digitales se llenan de personas que prometen presentarse. El trabajo de Castañeda es asegurarse de que cumplan su palabra.

Castañeda dice que siempre trata de motivar a los lugareños para que sean mayoría en sus grupos de limpieza, y les pide participación a solo un puñado de turistas. Castañeda explica que es importante para él darle prioridad a los lugareños para que puedan conocer su isla, muchos por primera vez.

“Últimamente, me he centrado en trabajar con jóvenes locales, generalmente de 18 o 19 años de edad, porque siempre se van sorprendidos,” agrega Castañeda.

Puntos de Conciencia

“¿Qué están haciendo con la tortuga?” exclama un padre que pasa una mañana tranquila de domingo buceando con sus dos hijos en la playa de Punta Carola, en el extremo occidental de San Cristóbal, al ver a Muñoz emerger del mar atado a una tortuga verde de 40 libras.

El padre declara que es la primera vez que ve una tortuga tan de cerca.

A dad and son peer at the turtle placed on the table being tested by a group of student researchers.

The family watches in awe as Muñoz and his team get to work on their next catch at Punta Carola on March. 13, 2022.

Tres personas llevan a la tortuga desde la orilla del agua hasta una mesa plegable de plástico en la playa.

La tortuga hembra se golpea los costados con las aletas y resiste la toalla empapada en agua de mar que un estudiante de veterinaria le coloca sobre los ojos para calmarla.

“Denme un palo,” grita Muñoz al grupo de estudiantes amontonados alrededor de la mesa de examen improvisada. Un estudiante arranca una estaca que indica un sitio de anidación al final de la playa y se la entrega a Muñoz, quien la equilibra entre su hombro y el hombro de otro estudiante. Se le pone un arnés a la tortuga marina que la cuelga de la estaca para pesarla.

Además de sus propias investigaciones, Muñoz y Alarcón les enseñan a los estudiantes a hacer estudios de campo. Esta semana, están ayudando a los estudiantes de veterinaria de la universidad NC State a hacer exámenes de sangre de tortuga en busca de posibles compatibilidades cruzadas de tipos de sangre. La investigación de los tipos de sangre de tortuga marina es uno de los numerosos campos de estudio de la ciencia que han recibido poco financiamiento.

En medio de la acción, los niños curiosos del lugar se acercan a la mesa y les hacen preguntas a los investigadores sobre las agujas con que se extrae la sangre y las pinzas con que se marcan las aletas delanteras. Mía, niña de 9 años, interviene y explica que su sueño es ser científica. Tal vez doctora, pero probablemente veterinaria.

Es a Mía y a otros niños de la isla a quienes personas como Joselo Ballesteros intentan convertir en adultos conscientes del medio ambiente.

“Sin la juventud de hoy, el futuro es incierto”, declara José Luis ‘Joselo’ Ballesteros. Solo si se les da la educación que se merecen, tendremos futuro.”

Ballesteros es un ex guardaparques que dejó su empleo para fundar su propia compañía y programa de buceo a fin de enseñarles a los adolescentes de la isla a bucear e inscribirlos en programas de preparación para los exámenes de ingreso de guías naturalistas.

Ballesteros les ofrece a sus estudiantes oportunidades que van desde aprender a bucear hasta convertirse en instructores de buceo certificados, y hasta los inscribe en clases de idiomas.

“Yo le doy a la isla personas que la cuiden.”

Jose Luis ‘Joselo’ Ballesteros

Una de sus motivaciones para fundar este programa fue darles oportunidades laborales estables a los jóvenes de las Galápagos pero específicamente a los hijos de familias de pescadores.

Aunque impone una gran cantidad de reglamentos sobre la pesca, el gobierno no les da ninguna alternativa a estas familias, declara Ballesteros. Es por eso que una parte integral de su programa es ofrecerles a sus alumnos carreras profesionales en lugar de la pesca estacional con la que se criaron.

Su otra motivación para fundar el programa fue asegurar que los lugareños pudieran convertirse en los mejores portavoces de los asuntos de las Galápagos.

Aunque muchos de sus alumnos han vivido toda su vida en las Galápagos, Ballesteros piensa que no saben nada sobre el ecosistema marino.

Ballesteros, que tiene 41 años de edad, recuerda haberse sentado hace poco a escuchar las lecciones en una de las aulas del instituto en que estudió. 20 años después, el plan de estudios no había cambiado.

Su programa se convirtió en algo más que simplemente exponer a los jóvenes a ideas y prácticas que de otro modo no verían. Ballesteros afirma que se trata de ofrecer incentivos y actividades extracurriculares que enrumben a los jóvenes por el camino correcto, que el gobierno no ofrece.

“Un adolescente no sabe cómo motivarse,” explica Ballesteros. El gobierno debería estar tomando más medidas para motivar a la juventud de la isla con actividades como talleres y clases, agrega Ballesteros, para mantenerlos alejados de muchos vicios y distracciones.

Alexis Chango, joven de 25 años de edad, recuerda el día en que decidió ser guía naturalista. A los 9 años había ganado un concurso para practicar esnórkel en las rocas de León Dormido. Chango dice que nunca antes había visto la belleza de su isla de esa manera, y piensa que, si no fuera por esa oportunidad, probablemente nunca habría podido hacerlo.

Chango atribuye el despertar de su pasión por la ecología a ese evento, que lo motivó a estudiar para ser guía naturalista, y aprender inglés y francés para comunicarse mejor en sus giras.

Ballesteros también ofrece lecciones gratuitas de buceo a los lugareños. Lo único que les pide a cambio a los participantes es que investiguen la importancia de proteger el ecosistema marino y lo ayuden en su taller.

Ballesteros siempre se ha inspirado en el océano, desde la primera vez que vio una estrella de mar mientras limpiaba el bote pesquero de su tío hasta la sensación etérea que siente cuando se encuentra en el estado de ingravidez que siente cuando bucea. El océano le ha dado todo. Ahora, él quiere devolverle el favor.

“Yo le doy a la isla personas que la cuiden,” afirma Ballesteros.

Búsqueda de Esperanza

Después de un día de trabajo en el agua, Muñoz y Alarcón cenan en el Midori, restaurante de sushi ubicado en el malecón que rodea el puerto de San Cristóbal. Muñoz toma una cerveza y Alarcón un batido mientras Brisa se entretiene en una silla con su iPad.

Lo que encuentran en el terreno los inquieta, pero las personas como Insuasti y Ballesteros les dan esperanza.

Muñoz compara su visión del problema de la contaminación plástica con cerrar el agujero de la capa de ozono. Este biólogo marino quiere ver un futuro en el cual la humanidad comprenda el peligro y coopere para erradicar los plásticos como lo hizo con los clorofluorocarbonos.

“Lo que vemos en este momento con la contaminación plástica es la representación del cambio climático. A veces el cambio climático es invisible, pero la contaminación plástica es muestra visible del efecto, es un aviso inmediato,” explica Muñoz. “La contaminación plástica representa todo lo malo que estamos haciendo como sociedad humana.”

Según Muñoz, solo los actos tangibles motivan a las personas. Es lo que los mantiene a él y a Alarcón haciendo el trabajo que hacen. Eso, y el mundo que quieren que herede Brisa.

“Hay solo dos opciones: mantenerse positivo o no,” agrega Muñoz.