A qué costo
En una isla que depende del turismo, muchas maravillas naturales siguen siendo difíciles de alcanzar para los lugareños. Conozca a algunas de las personas que están intentando cambiar esta situación
A qué costo
A qué costo
En una isla que depende del turismo, muchas maravillas naturales siguen siendo difíciles de alcanzar para los lugareños. Conozca a algunas de las personas que están intentando cambiar esta situación
REPORTER
Elizabeth Moore
PHOTO
Lauren Cmiel
VIDEO
Chris Ocana
Lucas Pruitt
INTERACTIVE
Brook Buchanan
Yufei Dong
Carlos Quimi Paladines acaba desenredar los cables plásticos de las tablas de surf para atrás y entra por su tienda para cambiar el tubo interior de una llanta de bicicleta. Una mujer con acento estadounidense llega para alquilar equipo de snorkel. Una pareja ucraniana vacilan por las bicicletas en fila en la acera y pide sobre las tasas.
Hace 10 años Quimi Paladines, o “Cirro” como se conoce por la isla, abrió Cañón Point en el malecón de San Cristóbal para servir tanto a los turistas como a los locales. Ofrece excursiones y alquileres de equipo para el surf, el skate, el snorkel y la bici.
Pero, para los chicos locales, la tienda significa más. El es la base central de una misión motivada por la comunidad, para enseñar un amor por los deportes y su isla.
Durante las vacaciones de escuela cada verano por dos semanas, Quimi Paladines ofrece un curso vacacional, como ha hecho los últimos ocho años. Algunos chicos son de la isla, y algunos están de vacaciones desde el continente de Ecuador. Por las mañanas, ellos hacen surf en Punta Carola. Por las tardes, hacen skate en la Cancha Alegría.
REPORTER Elizabeth Moore
PHOTO Lauren Cmiel
VIDEO Chris Ocana | Lucas Pruitt
INTERACTIVE Brook Buchanan | Yufei Dong
Carlos Quimi Paladines acaba desenredar los cables plásticos de las tablas de surf para atrás y entra por su tienda para cambiar el tubo interior de una llanta de bicicleta. Una mujer con acento estadounidense llega para alquilar equipo de snorkel. Una pareja ucraniana vacilan por las bicicletas en fila en la acera y pide sobre las tasas.
Hace 10 años Quimi Paladines, o “Cirro” como se conoce por la isla, abrió Cañón Point en el malecón de San Cristóbal para servir tanto a los turistas como a los locales. Ofrece excursiones y alquileres de equipo para el surf, el skate, el snorkel y la bici.
Pero, para los chicos locales, la tienda significa más. El es la base central de una misión motivada por la comunidad, para enseñar un amor por los deportes y su isla.
Durante las vacaciones de escuela cada verano por dos semanas, Quimi Paladines ofrece un curso vacacional, como ha hecho los últimos ocho años. Algunos chicos son de la isla, y algunos están de vacaciones desde el continente de Ecuador. Por las mañanas, ellos hacen surf en Punta Carola. Por las tardes, hacen skate en la Cancha Alegría.
El resto del año, Quimi Paladines dirige El Club de Cañón para los niños de los 8 años y más. Toma un grupo de aproximadamente siete para skate por las tardes en los miércoles y para surf en sábado, por $5 cada excursión. El club fue uno de los primeros de su tipo en la isla, que ya tiene múltiples como así.
Por su programación para los niños, Quimi Paladines les enseña sobre el respeto — para uno a otro, para la familia y para el medio ambiente. Él da a los niños una manera productiva de pasar su tiempo y una manera de conocer su propia isla.
Pero es un equilibrio delicado. Cuando Quimi Paladines cierra la tienda para irse con los niños, sabe que pierde ventas potenciales de los turistas. El precio que cobra a los niños no cubre totalmente las actividades. Porque el club no está relacionado con una escuela o sin fines de lucro, él no recibe fondos gubernamentales.
“Entonces necesitamos de estas personas para que pueda desarrollarse todos los proyectos en planes hacia la comunidad”, dijo.
“Galápagos está hecha para todas las personas. No estamos hecho todo para los turistas. También está hecho para la comunidad de la misma población.”
Pero el turismo puede costar. Unos locales sienten que la isla existe principalmente para los turistas, porque muchos no conocen los sitios que vienen los turistas para visitar, como la parte alta con sus montañas o las formaciones de roca populares con los buceadores.
En 2019, Galápagos dio la bienvenida a 271,000 visitantes. En 2020, cuando COVID-19 detuvo a los visitantes extranjeros, el turismo se desplomó 96%. Y las islas dependen del turismo — forma 85% de la economía.
Quimi Paladines dijo que por lo general, la gente que no trabaja en la industria del turismo no experimentan la isla. Él y otros líderes — a través de los políticos, el negocio y la comunidad — trabajan para cambiar eso.
“Galápagos está hecha para todas las personas», dijo. “No estamos hecho todo para los turistas. También está hecho para la comunidad de la misma población.”
No se puede amar lo que no se conoce
Cañón Point está ubicada en el malecón con tiendas vendiendo camisetas con lema “I Love Boobies” (como el famoso pájaro) y restaurantes sirviendo sushi carísimo.
Bifurcándose de una calle secundaria, Mariana Barrera Barrera, de 70 años, se sienta fuera de la tienda de la que es dueña. La tranquilidad es lo que la atrajo a la isla en primer lugar, hace 38 años, donde dio a luz a su hija. Vino de Cuenca, en las montañas de Ecuador, cuando tuvo problemas con su primer matrimonio.
Dijo que no conoce la isla muy bien, porque no le gusta salir. No le gusta la playa, porque no sabe cómo nadar.
Ha experimentado mucha contaminación de los turistas, sumando al problema que la isla enfrenta con la contaminación de plástico. Sabe que hay algo que hacer.
“Claro que puedo ver soluciones”, dijo. “Educar a la gente.”
Eso es lo que espera hacer Fabricio Chauca con su agencia de turismo con enfoque de conservación Eco-Challenger Galápagos.
Chauca, director ejecutivo y encargado de guías, abrió su tienda en San Cristóbal en agosto del 2019. También es presidente de la Asociación de Guías San Cristóbal.
En sus tours, Chauca invita a los turistas a participar en una limpieza de la playa en un esfuerzo de dejar el sitio mejor que como lo encontraron. Lo hice al final, después de que han visto las tortugas del mar, los tiburones y otra fauna, esperando que su nueva valoración de la naturaleza provocará esfuerzos de conservación.
También trata de involucrar los locales en sus tours. Cuando COVID hizo una pausa en el flujo del turismo, Chauca creó un tour con descuento que incluyó León Dormido. Esta formación de roca está ubicada 17 km de Puerto Baquerizo Moreno, unos dos horas por barco, y es popular entre turistas de ofrecer vistazos de fauna icónicamente Galápagos, como tortugas de mar y piqueros patiazules.
Chauca dijo que es importante que los residentes visiten estos lugares difíciles de acceder, no solo las playas más accesibles de la isla.
“Muchos locales no conocen León Dormido”, dijo. “¿Entonces cómo se puede entender porque necesitamos conservar Galápagos si solo se presta atención a su trabajo y quizás solo Playa Mann y Lobería y Punta Carola, y no se conoce el resto de los sitios hermosos alrededor?”
Chauca planea ofrecer en unos meses por primera vez un nuevo programa que ofrecería tours gratis a los locales, financiado reservando una porción de cada tour de tourists.
Los tours de Chauca y otras agencias pasan por las áreas protegidas, significa que el gobierno de Ecuador tiene control absoluto sobre los sitios. El parque nacional de Galápagos abarca 97% de la tierra de las islas y fue creado en 1959 para proteger la flora y fauna de las islas. El ambiente marino que rodea es protegido por la Reserva Marina Galápagos.
Cada visitante a las islas tiene que pagar un tributo de ingreso, que varía depende en edad y nacionalidad. Los adultos turistas extranjeros tienen que pagar $100, y los niños de la misma clasificación pagan $50. Los adultos residentes en Ecuador pagan $6, mientras que los niños cuestan $3.
¿Cuántas de las 21 islas del archipiélago Galápagos están habitadas?
4 islas
Santa Cruz es la más habitada con aproximadamente 12,000 personas, seguido por San Cristóbal, Isabela y Floreana.
¿De donde son la mayoría de visitantes a Galápagos?
Ecuador
Más o menos 82 mil visitantes cada año son de Ecuador, seguido por 34 mil de los Estados Unidos y 3 mil de Francia.
¿Cuánto cuesta el tributo de ingreso al Parque nacional Galápagos?
$100 cada adulto $50 cada niño
Es una tarifa de un pago que dura 60 días. Se usa el dinero para mejorar la sustentabilidad, experiencias de turistas y manejo de conservación.
¿Qué porcentaje de la isla es considerada como Parque nacional?
97%
Prácticamente toda la superficie de Galápagos es considerada como territorio protegido del Parque nacional. El otro 3% es usado para vivir.
Chauca no ve cómo se usa ese dinero de una manera que beneficia a la gente de la isla.
“Galápagos provee mucho dinero a los ecuatorianos, porque mucha gente viene y pagan $100”, dijo. “Pero no sentimos que esa $100 devuelva aquí.”
El sitio web del Parque nacional dice que se estableció el tributo con la meta de financiar los esfuerzos de conservación y manejar las áreas protegidas del Parque nacional. Indica que el dinero es distribuida entre varias entidades locales para su distribución a desarrollo humano sostenible.
Gianni Arismendy Guerrero, un Concejal del Municipio de San Cristóbal desde 2019 que sirve en la Comisión de Ambiente y Obras Públicas, dijo que la entrada ha tenido diferentes aplicaciones a través de los años.
Dijo que bajo el ex-presidente Rafael Correa, toda la entrada fue distribuida entre los municipios de la isla para el uso hacia la comunidad. Desde el fin de presidencia de Correa, Arismendy Guerrero dijo que todo el dinero pasa por el Banco Central de Ecuador, que lo distribuye como ve apropiado, no solo a Galápagos, sino también a otras partes del país.
A través de los años han sido propuestos de doblar la tasa, pero nunca ha pasado.
Arismendy Guerrero ha trabajado en la educación y protección ambiental por tres décadas. Anteriormente un guardaparque, ahora ayuda a criar la nueva generación como consciente del medioambiente a través del club ecologia para los jóvenes Mi Pequeño Guardaparque.
“Si no hay turismo, ¿dónde está el comercio? Si hay comercio y no hay turistas, ¿cómo nos desarrollamos? Entonces tiene que ser un equilibrio. El turista que tenga que sea recíproco a contribuir para el desarrollo de la isla. Y nosotros dar el comportamiento para que el turista tenga satisfacción.”
Mi Pequeño Guardaparque involucra a los empleados públicos del Parque nacional para desarrollar actividades ambientales para los niños, como limpiezas de la playa y monitorización de microplásticos. Arismendy Guerrero dijo que la meta es educar a los niños para convertir su comportamiento en un de amor, respeto y valor para sus alrededores naturales.
“Si no conoce, qué podemos esperar?” dijo.
Su misión educativa no tiene fin con los niños. El centro de historia y fauna de la isla, que tuvo 29,000 visitantes el año pasado como el segundo sitio más visitado, lleva su nombre: El Centro de Interpretación Ambiental Gianni Arismendy.
Arismendy Guerrero también trabaja para posicionar a San Cristóbal como un destino turístico, en parte por involucrarse en más ferias locales e internacionales. Frecuentemente, los turistas visitan la isla brevemente como parte de un crucero y no contribuyen mucho a la economía.
Sin embargo, algunos residentes sienten que el gobierno ya importa más la economía turística que las necesidades de los locales. Arismendy Guerrero dice que la isla tiene que lograr un equilibrio entre las prioridades de turistas y locales.
“Si no hay turismo, ¿dónde está el comercio? Si hay comercio y no hay turistas, ¿cómo nos desarrollamos?” dijo. “Entonces tiene que ser un equilibrio. El turista que tenga que sea recíproco a contribuir para el desarrollo de la isla. Y nosotros dar el comportamiento para que el turista tenga satisfacción.”
La tensión entre el turismo y la conservación es algo que ha sentido también a Eduardo Veliz, otro residente.
El hombre de 68 años, quien ha vivido en la isla por 53 años, se volvió apasionado sobre la conservación de la isla por su trabajo anterior como asistente de investigaciones. Durante las tres décadas pasadas ha construido y manejado dos hoteles. Hoy es dirigente de Royal Galápagos Inn.
Como alguien que trabaja en la industria del turismo, no piensa que se hace trabajo suficiente para mitigar su impacto ambiental.
“El medio ambiente está cansado”, dijo. “Está agotado.”
Veliz dijo que la población de la isla da bienvenido a los turistas, porque traen dinero. Pero sugirió que el gobierno haga algo diferente en cómo administran las visitas.
“Debemos limitar el número de turistas cada año”, dijo Veliz. “Y también pienso que debemos tener un rato en que no tengamos turistas, como algunos meses cada año.”
The tension between tourism and conservation is also something Eduardo Veliz, another resident, has felt.
The 68-year-old, who’s lived on the island for 53 years, became passionate about island conservation through his former work as a research assistant. Over the past three decades he’s built and managed two hotels. Today he runs the Royal Galápagos Inn.
As someone who works in the tourism industry, he doesn’t think enough is being done to mitigate its environmental impact.
“The environment is tired,” he said, “It’s exhausted.”
Veliz said the island population welcomes tourists, because they bring money. But he suggested the government do something different in how they administer the visits.
“We should have the number of tourists limited per year,” Veliz said. “And I also think we should have a period in which we shouldn’t have tourists, like some months a year.”
A Man Without Time
Renowned as one of the most preserved environments left in the world, the Galápagos has been met by a flood of tourists eager to see the natural beauty. In his teenage years, Eduardo Veliz left his home in mainland Ecuador when offered a job as a research assistant in the Galápagos. Falling in love with the natural world, he made the Galápagos his home, and opened the Royal Galápagos Inn, a hotel designed around the natural ecosystem so tourists might feel the same.
Logrando un equilibrio
Si un equilibrio en la administración del turismo está logrado o no, los extranjeros y los locales parecen coexistir.
“Si buscamos en todo el malecón la mayoría de los negocios son para turistas, pero también son para los locales”, dijo Joselyn Medina.
Medina, de 19 años, es barista en la cafetería Ranti Kamak. La tostadora de café orgánico y dueño de la cafetería Markus Medina (quien está relacionado por matrimonio y por casualidad tiene el mismo apellido), la enseño todo sobre el proceso de producir café.
Joselyn Medina vino a San Cristóbal cuando su madre tomó un nuevo trabajo en la isla en diciembre del 2018. Medina terminó su bachillerato en la isla y tiene planes de regresar al continente para la universidad.
Conoce a un pescador mayor que nunca ha ido a la parte alta ni tiene ningún interés.
“Hay muchas personas mayores que no han salido, y tampoco quieren”, dijo, “o sea, algunos se les dicen que no le agradece la idea. No les gustan.”
«No hay nada que identifique Galápagos como puro Galápagos. Pensamos que queremos que el café sea eso. ¿Qué es algo único en las islas? Café. Porque crece aquí, es único, el sabor es diferente, da identidad. La gente empieza a sentirse orgullosa de eso.»
Markus Medina abrió la cafetería en el centro con la meta de cambiar la manera en que la gente experimenta café. Se sirve la colada cafetera y una selección de bebidas con base espresso, sin sabor añadido ni un menú de comida, para que quede el enfoque en el cafe.
Medina trabaja también como guía turística. Se convirtió su afición de café en empresa durante COVID, cuando el turismo paró.
Galápagos produce café muy solicitado alrededor del mundo, debido a su clima único. Medina llama su café el “sabor de las islas.”
Medina quiere cambiar algunos de los malos de la industria por pagar a los granjeros más y asegurar que los locales disfruten de lo que ofrece la isla. Dijo que es normal para lo mejor café estar expuesto mientras que lo peor queda en el país.
Su empresa de café sirve como 80% turistas y 20% residentes. Medina trabaja con como 20 turistas cada mes por su trabajo como guía. Cuando los cruceros atracan en el pueblo, a él los dirigen por un tour de 30 minutos en la tienda llamada “Galápagos en una taza.”
Medina dijo que como una vez cada mes uno de los locales, de quienes muchos toman café instantáneo, entran y aprenden que se cultiva el café en la parte alta, una distancia de solo 30 minutos por autobús.
Dijo que le entristece un poquito que los residentes no conozcan mucho de su propia isla, pero más que nada lo veo como una gran oportunidad.
“No hay nada que identifique Galápagos como puro Galápagos”, dijo. “Pensamos que queremos que el café sea eso. ¿Qué es algo único en las islas? Café. Porque crece aquí, es único, el sabor es diferente, da identidad. La gente empieza a sentirse orgullosa de eso.”